Día soleado. 20 grados a la sombra.
Amaranta sale a la calle esperando encontrarse con él.
Justo en el mismo lugar donde se vieron por última vez, allí estaba Bruno con su paraguas púrpura y una nota pegada en el mango:
« Princesa de labios púrpura. Cafetería Le Matin, 18:00 horas.»
Amaranta vuelve a casa con un paraguas púrpura en la mano, un beso robado (a la una y once de la tarde, como no podía ser de otra forma) y un corazón a punto de salirse del pecho.
3 comentarios:
Qué bueno, me encantan los besos robados. No se que pasa que últimamente, lea donde lea, solo leo besos... que cosas...
Yo quiero besos robados todos los dias!
Me ha gustado =)
¡Qué cosas! xD Un besito, SuperG.
Gracias, Tejedora de sueños. Me alegro que te guste :)
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